Entrenar a un perro no solo consiste en repetir ejercicios y recompensar conductas deseadas. También implica organizarnos para que estos entrenamientos se ajusten a nuestro día a día. Integrar el entrenamiento en nuestra rutina significa aprovechar momentos concretos, como por ejemplo antes de salir a pasear o justo antes de su comida, para reforzar ejercicios básicos de obediencia. Esto evita que el adiestramiento se perciba como un “extra” que requiere un esfuerzo excesivo y facilita la constancia.
El material adecuado: clave para el éxito
Para entrenar de manera eficiente necesitas estar preparado. Una sencilla riñonera de premios es fundamental para tener siempre a mano la recompensa que entregarás en el momento preciso. Además:
Correa ajustable: Facilita el control durante los ejercicios, sobre todo si trabajas en la calle.
Collar o arnés adecuados: Deben ser cómodos, seguros y adaptados al tamaño y la fuerza de tu perro.
Premios de alta motivación: Frankfurt, pequeños trozos de pollo o premios comerciales de texturas blandas suelen ser buenas opciones.
¿Cuánto tiempo entrenar?
Estudios indican que 10 minutos al día, 5 veces por semana, suelen ser suficientes para ver avances significativos, siempre que esos minutos se empleen con buena planificación y concentración. Este tiempo, sin embargo, depende de:
Nivel de actividad del perro: Algunas razas o individuos muy activos pueden requerir sesiones un poco más largas o más frecuentes.
Objetivos de entrenamiento: No es lo mismo un perro que está aprendiendo a sentarse y tumbarse que otro que entrena para deportes caninos o busca un alto rendimiento.
Lo importante es la calidad de esos minutos. Es preferible un entrenamiento corto y bien enfocado a sesiones interminables que acaben aburriendo al perro.
El papel de los premios y por qué el frankfurt suele funcionar
En adiestramiento canino, se utilizan muchos tipos de recompensa, desde juguetes hasta caricias. No obstante, los trozos de frankfurt son muy populares porque:
Les encanta el sabor: Motiva mucho a la mayoría de perros.
Ingestión rápida: Los perros apenas necesitan masticar, por lo que se pierde menos tiempo y el ritmo de la sesión se mantiene fluido.
Económico y práctico: Fácil de conseguir y manipular.
También es aconsejable variar los premios en ocasiones para evitar que el perro se acostumbre demasiado a un solo tipo de recompensa y pierda interés. Además, mantener varios tipos de recompensa te permite reforzar ejercicios más difíciles con algo que el perro valora más.
¿Entrenar en casa o en la calle?
La mejor estrategia es comenzar en casa o en un entorno muy tranquilo, sin distracciones. Una vez que el perro domina el ejercicio, se sube la dificultad:
Fase inicial: Practicar en casa, reforzando cada pequeño paso.
Fase intermedia: Salir a espacios exteriores con pocas distracciones, como un patio privado o un parque muy tranquilo.
Fase avanzada: Entrenar en lugares con más estímulos (calles concurridas, parques con otros perros, etc.), siempre de forma gradual y controlada.
Este proceso progresivo evita que el perro se sienta abrumado y ayuda a que asocie los comandos con diversos ambientes.
Qué hacer cuando el perro no atiende
En ocasiones, el perro puede estar cansado, distraído o sobreexcitado, o simplemente no estar entendiendo lo que le pides, y no responde al comando esperado. Según los planes de entrenamiento de la app Mister Cooper, la estrategia es:
Revisar si el ejercicio es demasiado difícil: Volver a un comando o nivel más sencillo que el perro ya domine.
Reducir distracciones: Cambiar a una zona más tranquila o retomar el ejercicio dentro de casa, donde hay menos estímulos.
Mantener la motivación: Usar recompensas de alto valor o una breve sesión de juego si detectas que el perro está desanimado.
Señales corporales y actitud del guía
Presta atención a cómo te comunicas con tu perro:
Usa un tono de voz estable y claro: Evita los gritos o el tono excesivamente agudo que pueda generar estrés o confusión.
Lenguaje corporal coherente: Tu perro aprende también observando tus posturas y gestos. Sé congruente y no lances señales contradictorias.
Paciencia y constancia: No esperes resultados inmediatos; cada perro aprende a su ritmo.
Importancia de la constancia y la calma
La regularidad es vital. Dedica esos 10 minutos diarios y mantén la calma incluso si los resultados no llegan tan rápido como esperabas. Reforzar correctamente y ser paciente son las bases del éxito. Si un día el perro no coopera, detén la sesión antes de crear una experiencia negativa y retoma más tarde cuando esté más receptivo.
Integrar al resto de la familia
Si vives con otras personas, es importante que todos sigan las mismas pautas y comandos para no confundir al perro. Establezcan reglas claras sobre qué palabras se usan para sentarse, tumbarse, acudir a la llamada, etc. Cuando el perro percibe coherencia, aprende más rápido.
El entrenamiento canino no requiere sesiones maratonianas, sino constancia y organización. Equípate con el material adecuado, busca recompensas motivantes y planifica entrenamientos progresivos según el entorno. Aplica estos consejos y verás cómo la relación con tu perro mejora notablemente, creando un vínculo basado en la confianza, la claridad y la motivación mutua.